Madrid, 9 de julio del 2017.-  El concepto informativo de «urgente» o «última hora» en los medios de información, prensa, radio y televisión ha perdido su función. Todos recibimos la misma alerta en los móviles, en la redes de mensajería y en la redes sociales, antes que leerlo en un medio de información tradicional. Si a esta ceremonia reiterativa le sumamos el error, el resultado incide directamente sobre el prestigio del medio y su alejamiento preocupante de la veracidad. Al primer periódico de España no le debería ocurrir esto: 

En menos de 60 minutos publicar una información y su contraria deja en muy mal lugar la credibilidad de ese medio de información. Una hora es una periodo de tiempo muy largo, hoy en día,  para rectificar un error tan grave en la forma y en el fondo. Una exclusiva informativa conlleva estos riesgos o fuentes de información no contrastadas suficientemente. El periodista que firma la información o a su jefe de sección recibieron una noticia que nada tenía que ver con la realidad. Las preguntas: 

• ¿Qué preferimos la última hora o una información veraz?.
• ¿Que consecuencias tiene una información errónea en el primer periódico de un país?.
• ¿Todas las noticias de un periódico están contrastadas lo suficiente para acercarse a la verdad de los hechos?.
• ¿De quién tenemos que fiarnos más?.
• ¿Las «última hora» para qué sirven?. 

• 

Vivimos una época de falsas noticias procedentes de colectivos que desean influir en decisiones de millones de personas. Diferenciar la veracidad de los hechos de la manipulación es cada vez más difícil. Y aquí los tradicionales medios de comunicación deberían jugar un papel más preponderante. Durante el pasado siglo fueron los guardianes de la realidad más cercana a la verdad y ahora…. los necesitamos más que nunca.