¿Qué vida le queda al papel como soporte de periódicos y revistas?

Madrid, 21 de abril del 2020.-  La pandemia global del Coronavirus Covid-19 ha obligado a muchas empresas editoriales de periódicos y revistas a servir sus ediciones sólo en formato digital, consumible en ordenadores, móviles y tabletas. La versión en papel se ha desechado por incidencias colaterales en el proceso de impresión y distribución. Y eso que los kioskos en España permanecen abiertos durante el confinamiento. Sin embargo, sus ventas se han visto reducidas, por la limitación de movimientos de sus clientes. Hemos salido de nuestras casas a realizar la compra de alimentos, como es lógico. Pero no todos los días, por lo que la visita al kiosko ha descendido significativamente. 

El papel tiene que desaparecer 

Al igual que hemos dejado de pagar con billetes y monedas, el papel prensa puede ser otro transmisor del Coronavirus Covid-19 que aguanta entre varias horas o días en superficies de papel y plástico. Dicho esto con todas las cautelas y con el desconocimiento o falta de evidencia científica 100% que hay aún sobre la resistencia del Covid-19 en cada superficie. No podemos afirmar que leer un periódico o una revista sea peligroso, porque de ser así se habría prohibido su venta. Nos imaginamos. 

En cualquier caso, el papel tiene que desaparecer de los periódicos y las revistas por estas razones:

  • Desde el nacimiento del iPhone en el año 2007, y posteriormente la tableta ipad en 2010, la prensa en papel tiene sus días contados. El iPhone revolucionó el mercado de los teléfonos inteligentes que se convirtieron el dispositivo estrella del ser humano para comunicarse, informarse, jugar y recomendar. 
  • El coste del papel, más la impresión y la distribución de los ejemplares, es una carga incompatible con los nuevos hábitos de lectura digitales. Un ejemplo: Todos los eventos informativos y lúdicos en directo, durante el confinamiento en nuestras casas, no se puede seguir en un periódico de papel. 
  • Las grandes cabeceras apuestan ya por suscripciones digitales a unos precios que rondan los 10 euros al mes o poco más de 100 euros al año. Un modelo de negocio a imagen y semejanza de Netflix. 
  • La sencillez y la comodidad. Si me levanto y tengo el periódico en mi móvil, o en mi portátil, ¿para qué tengo que ir al kiosko a comprar un producto informativo casi caducado?. El periódico en papel publica las noticias del día anterior, pero no recoge ninguna información de las últimas 12 horas. Ni tampoco se puede actualizar. 
  • Las revistas en papel, sin ser esclavas de la actualidad, pueden tener más recorrido, pero las ediciones digitales, enriquecidas con formatos audiovisuales, o sonoros se llevarán el mercado, más pronto que tarde.  
  • La búsqueda de información. ¿Quién visita las hemerotecas o las bibliotecas, cada vez que necesita información sobre cualquier tema?. En nuestras casas podemos acumular periódicos y revistas, pero al final, sólo forman parte de la decoración, porque nunca los abrimos. Es más eficiente acudir a “San Google”. A pesar de que Google nos muestra la información que le interesa a Google (sobre todo los anuncios), una empresa privada americana. 

La edición digital no puede ser un PDF 

La transición de la prensa de papel a la prensa digital es una transición inacabada. Los propietarios de las empresas periodísticas no han definido aún un modelo estándar de ingresos para la digitalización de sus respectivos negocios. De inicio cometieron el error de regalar gratuitamente la información. Después, cometieron otro error con muros de pago que hace unos años lanzaron, los quitaron, y ahora vuelven a instaurar. Y por último, tampoco vieron que sus “aliados” Google y Facebook, en la difusión de sus contenidos, eran sus auténticos enemigos. Y así han perdido un gran porcentaje de la tarta publicitaria de grandes, medianas y pequeñas empresas. Porque más que un buscador de internet y una red social, Google y Facebook son auténticas agencias de publicidad. 

La fragilidad financiera de las corporaciones periodísticas era grave, y hoy con 170 países en recesión económica (depresión global), supondrá que la digitalización será posiblemente la única tabla de salvación. 

Pero la edición digital de un periódico o una revista no puede ser un PDF estático y anodino. Si en la edición web ya se incluyen retransmisiones en directo, vídeos, podcast, infografías, gifs, etc. La edición digital de pago que leemos en móviles, tabletas y ordenadores debería ser igual o incluso mejorada con nuevos recursos y nuevos servicios. Además, la edición para cualquier móvil debería ser diferente a la edición para una tableta o portátil. 

Al margen de los dispositivos de consumo de información, las empresas periodísticas del siglo XX deben acelerar su transición al siglo XXI. Y lo deberían tener muy fácil para sobrevivir. Tan sólo publicando informaciones veraces y de calidad, como contrapeso al resto de “poderes” (político, económico, etc.) sería suficiente. En caso contrario, desaparecerán y nadie les echará de menos. ¡Que se lo digan a la revista “Interviú”¡.

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